El punto del partido

Michele Del Campo: 

En su obra los lugares no son reconocibles, y a menudo mezcla elementos de una ciudad con los de otra. Su atención se centra más bien en la gente, en sus historias, en las relaciones y el estado de ánimo, sentimientos que transcenden los límites geográficos y se reflejan en el sentir humano más amplio. Pinta a la gente que conoce, familiares y amigos, y cultiva con apego su círculo de amistades sin fronteras. Sus cuadros, lejos de buscar simplemente capturar el parecido de sus modelos o la realidad tal cual como se presenta, buscan llegar más adentro, se nutren de las historias de sus personajes para hablar del desarraigo, las ganas de vivir, la consciencia de lo efímero y la melancolía. En esos temas Del Campo se reconoce, y de hecho considera que su obra tiene una marcada huella autobiográfica, y los cambios temáticos reflejan la evolución en su mundo personal, en series como “La ciudad anónima” (2005) “La seducción de lo urbano” (2008), “Extranjeros cercanos” (2010), “Viaje de no retorno” (2011), “La caída” (2015), o “Almas nómadas” (2020), entre otras.